Todo nuestro apoyo al NPA-Revolucionarios frente al peligro de la extrema derecha y el callejón sin salida del Frente Popular. 

Este domingo se realizarán las elecciones legislativas en Francia, luego de que Macron las convocara sorpresivamente tras el triunfo electoral de la ultraderecha en los comicios europeos.

El llamado intempestivo a adelantar las elecciones, con solo un mes de anticipación, generó un terremoto político en el país. La decisión de Macron puede interpretarse de distintas maneras. Mientras lo más probable sea que busca aprovechar el impacto de los resultados en las elecciones europeas para generar un masivo efecto de “voto útil contra la ultraderecha” a favor del oficialismo, otras lecturas sostienen que, en realidad, Macron prepara el terreno para gobernar junto con la extrema derecha. Ambos escenarios son posibles. En cualquier caso, la situación encarna un grave peligro para la clase trabajadora, la juventud, las mujeres y los inmigrantes.

El gobierno de Macron, en el poder desde 2017, es un gobierno profundamente antipopular y neoliberal. A la reforma laboral y de pensiones se suma la reciente ley de migración, que parece escrita directamente por Le Pen y los racistas de Reunión Nacional (RN). Frente al peligro que significa la extrema derecha, los partidos del sistema aprovechan para llevar adelante una ofensiva capitalista contra los trabajadores.

Bardella (el candidato de RN) lleva adelante una campaña de nacionalismo xenófobo, profundamente antiinmigrantes, y se propone como un enemigo explícito del feminismo y la comunidad LGBT. Mientras tanto, propone grandes beneficios impositivos y reducción de cargas sociales a los grandes empresarios. Su programa es de una ofensiva capitalista y reaccionaria en toda regla.

Frente a este peligro, Macron representa la continuidad de las políticas neoliberales que vienen significando un duro ajuste para la clase obrera francesa, la juventud y los inmigrantes. Lejos de constituir una alternativa, utiliza el genuino temor de millones de franceses a la llegada de la ultraderecha al gobierno para relanzar su gobierno imperialista, y superar así la crisis política que lo atraviesa. Macron ha señalado que “sea cual sea el resultado” de las elecciones de este domingo no piensa renunciar, intentando mostrar fortaleza política a la par que juega ambiguamente con la posibilidad de gobernar en alianza con la ultraderecha.

Frente a esta nueva etapa marcada por el peligro que significa la extrema derecha, distintos sectores de la centro izquierda han llamado a conformar un Frente Popular, en explícita referencia a la alianza entre sectores burgueses, Socialistas y Comunistas que llevó ese mismo nombre en la década del ‘30 con el objetivo de frenar al fascismo.

El Frente Popular busca convertirse en un polo de atracción para todo el voto de repudio a la extrema derecha que a su vez rechaza al macronismo. Pero, lejos de constituir una verdadera alternativa a la ofensiva capitalista, el principal actor de esta alianza es el neoliberal Partido Socialista del ex presidente François Hollande. El PS viene de una crisis histórica (no llegó ni al 2% en las elecciones de 2022) pero resucitó de las cenizas en los últimos comicios europeos, donde superó el 15% de los votos.

De hecho, el propio Hollande es candidato de este nuevo Frente Popular, donde su partido encabeza en la mayoría de los distritos, en parte gracias al cretinismo y la adaptación de la Francia Insumisa, de Jean-Luc Mélenchon. Este nuevo Frente Popular, a pesar de contener sectores de la centro izquierda y el “progresismo”, tiene un contenido 100% capitalista, incluyendo no sólo al PS sino también a los Verdes. Lamentablemente, el NPA se sumó vergonzosamente a este armado, abandonando todo criterio de independencia de clase.

Pero frente al peligro de la extrema derecha, el Frente Popular conduce a un callejón sin salida, ya que no tiene un programa político realmente alternativo a la ofensiva de la clase capitalista. De hecho, su política es de mayor alineamiento a la OTAN, y su principal componente, el PS, es un férreo aliado de Israel en su criminal genocidio contra el pueblo palestino. El Frente Popular levanta propuestas de mejoras para las condiciones de vida de las mayorías, pero pretende gobernar con la misma clase capitalista que viene impulsando feroces contrarreformas contra trabajadores, pensionados e inmigrantes. En ese marco, no es factible que una alianza 100% integrada al régimen burgués pueda significar un “freno” a la avanzada de la extrema derecha.

Sin ir más lejos, la propia herencia que reivindican quienes conforman el Frente Popular es una muestra clara de la inutilidad de esta táctica para frenar a la derecha. En los ‘30, la política del Frente Popular no sólo no evitó la guerra, sino que terminó votándole plenos poderes al mariscal Pétain, que terminaría encabezando el régimen colaboracionista de los nazis.

Frente a este escenario de peligro por el ascenso de la ultraderecha, se vuelve imperioso llamar a la más amplia unidad de acción en la lucha contra los ataques, pero manteniendo la más estricta independencia política de los sectores capitalistas que utilizan este peligro para llevar agua para sus planes de ajuste económico y neoliberalismo. Por esa razón es que expresamos todo nuestro apoyo a los/as candidatos/as de NPA-Revolucionarios, que constituyen una alternativa independiente a los distintos sectores capitalistas, así como advertimos que la forma definitiva de frenar a los Bardella y las Le Pen es mediante la más amplia unidad en la lucha, la movilización y la huelga general.

Renzo Fabb

Centro Político y Cultural “Estación Obrera”

29 de junio de 2024, Ciudad de La Plata, Buenos Aires, Argentina.

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