Hay que ganar las calles masivamente hasta derrotar el ajuste salarial y educativo de Milei.

El día martes 6/8 el Frente Sindical de Universidades Nacionales, integrado por la CONADU, CONADU Histórica y demás sindicatos nacionales de docentes y no docentes universitarios, anunciaron una serie de medidas de fuerzas, que consisten en 72hs de paros y acciones los días 12, 13 y 14 de Agosto y luego 48hs de paro los días 20 y 21. El centro de los reclamos es la recomposición del salario que viene sufriendo una caída brutal en el marco de que el gobierno de Milei ha aplicado aumentos por decreto muy por debajo de la inflación. Los números son elocuentes. Con una inflación de 130% en 8 meses de gobierno, el aumento salarial ha sido de tan sólo 72%, un 50% menos. Por poner un ejemplo, un cargo de Preceptor de un Colegio del pregrado universitario está ganando $500.000, esto es, muy lejos de los $873.000 que se necesitan en Argentina para no ser pobre según el INDEC.

Pero, además, también el presupuesto para gastos de mantenimiento ha sido recortado. Según el informe publicado por la CONADU el presupuesto de 2024 sólo fue aumentado un 152% con respecto al 2023, pero la inflación en un año fue del 272%, constituyendo un ajuste de 165%, uno de los recortes más grandes en décadas, sólo comparable al de López Murphy en el 2001. Entre los montos más afectados han sido Ciencia y Técnica y fondos para becas cayendo un 61%, además claro, de los salarios de docentes y no docentes.

En este cuadro de situación de brutal ajuste, durante el primer semestre del año se dio todo un proceso de paros y movilizaciones en las universidades, con el pico en la histórica marcha que concentró la enorme fuerza de más de 1 millón de personas a lo largo y ancho del país, nucleando amplios sectores de la población con un ingrediente de peso fundamental: la mayoría de los participantes fueron los estudiantes. Y no podía ser de otra manera. Son los estudiantes quienes componen la abrumadora mayoría de la comunidad universitaria y tienen una enorme tradición de lucha en toda la histórica argentina. Fueron ellos quienes estuvieron a la cabeza de la Reforma Universitaria de 1918, quienes protagonizaron las gigantescas movilizaciones en defensa del carácter laico de la educación en 1958 y durante el ascenso de las luchas sociales en los 60´ junto a la clase obrera. Luego en los 90´ fueron los estudiantes los que estuvieron al frente de la resistencia contra Menem y quienes motorizaron las movilizaciones contra los recortes de De la Rúa y López Murphy. Y ya en los últimos años fueron ellos quienes tomaron facultades y se unieron a los docentes en las movilizaciones y clases públicas contra los ajustes de Macri.

Una tradición histórica que se expresó de forma contundente en la marcha del 23 de abril y que permitió, sin dudas, que el gobierno tuviera su primer golpe político importante y accediera a bajar la parte del presupuesto necesaria para que siga funcionando la universidad. Sin embargo, luego de esta marcha los rectores agrupados en el CIN resolvieron “bajar las alertas” como si todo se hubiese resulto y el salario de los trabajadores docentes y no docentes quedó relegado de su agenda de reclamos ante el gobierno y sólo restringido a una serie de comunicados. Por otro lado, las conducciones de los sindicatos nacionales y la mayoría de las asociaciones de base dieron un giro luego del 12 de Junio tras la aprobación de la Ley de Bases en el Senado donde, en simultaneo con la CGT y CTA resolvieron dejar de llamar medidas de fuerza, actuando como un factor fundamental en la gobernabilidad necesitada por el gobierno en esos días de crisis política. Así tanto la CONADU como la FATUN y demás gremios nacionales, resolvieron “bajar un cambio” y el cantado a voces paro de 72hs que se iba a hacer antes del receso fue “transformado” en unas tibias e inconducentes “jornadas de visibilización”. Un repliegue sin ninguna explicación que generó un fuerte malestar en los trabajadores y que sólo fue contenido con la promesa de “no iniciar las clases luego del receso”.

Ahora el Frente Sindical nacional resolvió unas nuevas jornadas de paros. Se realizaron distintas asambleas en varias universidades de todo el país y en el espacio de coordinación nacional se resolvió una primera y una segunda semana de paros. Eso en sí mismo es un primer punto de partida para retomar un plan de lucha que no tiene que tener la lógica sólo de “visibilizar el reclamo”, administrando en cuotas los paros como vienen haciendo las conducciones gremiales. En vistas de la intransigencia del gobierno en las reuniones paritarias y que se la pasó otorgando aumentos por decreto, tenemos que ir hacia un plan de lucha de mayor alcance. En primer lugar, necesitamos volver a conquistar la masividad en la calle, que fue lo que permitió llegar a la marcha de un 1 millón de personas y cambiar la situación presupuestaria. Eso fue clave. Por eso los paros no pueden ser pasivos, sino con masivas movilizaciones organizadas por asambleas previas, en donde se involucren en su organización la mayor cantidad de trabajadores posibles, tanto docentes, como no docentes.

Por otro lado, necesitamos convocar a los estudiantes a una lucha común. No sólo por el salario, sino por el conjunto de demandas universitarias e incluso nacionales. Pero no sólo convocar a los estudiantes al plan de lucha de los trabajadores, sino construir instancias asamblearias de participación común, en donde podamos debatir un pliego de reclamos unificado que permitan ir uniéndonos de forma colectiva, lo que potenciaría aún mucho más la lucha educativa.

Además, necesitamos que las acciones de lucha vayan en un sentido progresivo de ascenso. Esto es, que ingresemos en una dinámica creciente de medidas de fuerzas, clases públicas, movilizaciones y todo tipo de acciones que realmente generen un proceso contundente de lucha universitaria. No hay posibilidades reales de conseguir un aumento salarial sustancial, que rompa el techo impuesto por el gobierno, si no cambiamos la actual dinámica que las conducciones nacionales de los sindicatos quieren darle al conflicto. Un gobierno tan reaccionario, que tiene en mente doblegar a los trabajadores y ha tomado a la educación pública como uno de sus enemigos públicos requiere que los trabajadores y los sindicatos cambiemos la forma en la que hemos estado “acostumbrados” a luchar en los últimos años para pasar a una nueva.

Por eso proponemos que las medidas de lucha sean discutidas en Asambleas unificadas de estudiantes, docentes y no docentes de cada unidad académica, sobre la base de un pliego común de demandas. Al mismo tiempo docentes y no docentes tenemos que participar masivamente de las Asambleas convocadas por los sindicatos y tomarlas en nuestras manos como verdaderos espacios de decisión del plan de lucha. No puede seguir sucediendo que el plan de lucha se resuelva como un paquete cerrado por el Frente Sindical Nacional y que “baje” por redes sociales hacia los trabajadores. Es necesario que el proceso de lucha vaya desde abajo, con instancias colectivas, hacia las instancias de coordinación nacional.

El gobierno de Milei, a pesar del creciente malestar social con su plan económico ajustador, pretende seguir atacando todo tipo de derechos, como vemos ahora que quiere declarar “esencial” la educación para prohibir el derecho a huelga de los docentes. Por eso, los trabajadores y los estudiantes tenemos que unir nuestras fuerzas más que nunca y retomar la enorme tradición que tenemos sobre nuestros hombros.

Por una recomposición salarial de 50% para todos los trabajadores de la universidad.

Restitución del FONID. No al Impuesto a las ganancias sobre los salarios. Aumento de presupuesto para becas estudiantiles que realmente alcancen para paliar la crisis social.

Abajo la LEY BASES y el DNU reaccionario y antiobrero.

Por ASAMBLEAS comunes entre docentes, no docentes y estudiantes por unidad académica.

Por un Plan de Lucha en ascenso hasta conseguir todas las demandas.

Docentes agrupados en el Centro Político Cultural Estación Obrera

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