El pasado sábado 17 de agosto se realizó un gran intercambio y charla internacionalista en el Centro Político Cultural Estación Obrera junto a compañeros del NPA-Révolutionnaires de Francia.

Con una nutrida presencia de estudiantes, trabajadores y militantes, nos dirigieron la palabra desde Francia los compañeros Celso Saavedra y Arianna Guijarro. Por Estación Obrera intervino el compañero Eric «Tano» Simonetti, docente y delegado de SUTEBA La Plata.

La charla ofreció un panorama de la situación política internacional, marcada por un creciente clima de convulsión y polarización social y política. Algunos de los principales temas que se tocaron fueron la guerra entre Rusia y Ucrania, el genocidio en Gaza, y la situación política en Francia, Venezuela y Argentina en particular.

El compañero Celso comenzó detallando los aspectos más generales de la situación internacional y resaltó la polarización de la situación política en Europa y el crecimiento de la extrema derecha: «Lo que vemos es un derrumbe de las fuerzas tradicionales que dirigieron a Europa hace por lo menos 30 o 40 años, la socialdemocracia y la derecha liberal. Lo que está pasando ahora es que la polarización social que se está notando en todo el mundo tiene un resultado de polarización política que por instantes le da un empujón muy fuerte a la derecha, no solamente en la representación electoral, sino también en nuevos fenómenos más importantes y más graves, como en Inglaterra, de revueltas populares organizadas por fascistas contra los migrantes. Sin embargo, hubo una reacción importantísima de la clase obrera en Inglaterra, de los sindicatos y las minorías revolucionarias, es una pelea que recién comienza».

«Está habiendo guerras, genocidios, no solamente en Palestina, sino también en Sudán, donde están pasando cosas terribles.» Este crecimiento de un polo reaccionario no se da sin respuesta por la izquierda: «Pero también está surgiendo la clase obrera explotada y la juventud. Lo vimos en Kenia, lo vimos en Sri Lanka el año pasado y vimos la caída del gobierno de Bangladesh, una dictadura feroz. La juventud enfrentó a la policía militar, ocupó la sede del Parlamento e hizo caer el gobierno. Todo está abierto, pero antes este tipo de configuración no se veía posible.»

Finalmente, el compañero destacó que las tareas del momento están vinculadas a un recomienzo de la perspectiva revolucionaria: «La convulsión del mundo significa para nosotros un conjunto de tareas importantes. No hay nada de mecánico ni de automático. Lo que es necesario comprender es que la crisis revolucionaria no es solamente el problema de hacer la revolución. La revolución va a venir, va a empujar todo, pero nosotros, militantes revolucionarios, tenemos que organizar toda esa fuerza social. Y cuando lo decimos así, recomenzamos la tarea del ‘Qué hacer’».

Posteriormente tomó la palabra la compañera Arianna, en la que se detuvo a caracterizar la situación política en Francia luego de las últimas elecciones. «Luego de que la extrema derecha estuvo a punto de alcanzar el poder en la primera ronda de las legislativas, pasamos a la calma y a la celebración de los Juegos Olímpicos en el marco de una aparente tregua política para Macron, que actualmente está gobernando solo, sin mayoría parlamentaria, pues su gobierno es dimisionario».

«Por supuesto, la tregua política no es igual a tregua social, ya que los bajos salarios y los despidos no cesan. En Francia casi once millones de personas, es decir el 16% de la población, se encuentra por debajo del umbral de pobreza».

La compañera relató el clima político reaccionario que se vivió tras el triunfo de la extrema derecha en los comicios europeos: «Tras las elecciones europeas, cuando parecía que la extrema derecha podría obtener una mayoría en la Asamblea, aunque fuera relativa, se registró una explosión de agresiones e insultos racistas y homófobos, lo que sugería que un gobierno de extrema derecha podía romper algunos diques. Afortunadamente, en cuanto acabaron las elecciones esta gente se calmó, pero eso no significa que haya desaparecido el racismo. Los grupos violentos siguen existiendo, pero mantienen un perfil bajo.»

Entre la crisis sin fin de Macron, el crecimiento de la extrema derecha y la adaptación de la «izquierda institucional» del Nuevo Frente Popular, la compañera destacó que «un cuarto bloque es posible y es el de los revolucionarios. Eso es lo que definimos este año en nuestras sucesivas campañas, denunciando los 40 años de políticas antisociales que sean de izquierda o de derecha. Denunciamos al Nuevo Frente Popular y sus espejismos de cambio. No fue tarea fácil en nuestros centros de trabajo y universidades. Lo más difícil fue hablar con trabajadores cuyo voto se inclinaba cada vez más hacia la extrema derecha, pues había mucha más gente que ya no se avergonzaba de reivindicar este voto, que antes era poco aceptado».

«Seguiremos dirigiéndonos a todos aquellos que rechazan a Macron, a los jóvenes que hicieron campaña por el Nuevo Frente Popular y depositaron en él todas sus esperanzas, a todos los que llevaron años luchando contra el racismo, la violencia policial, el patriarcado o el calentamiento del planeta, a todos los que están desmoralizados por las derrotas en las calles y ven en el Rassemblement National una salida, reafirmemos que es a la burguesía a la que hay que atacar y no a los inmigrantes.»

Por último tomó la palabra nuestro compañero «Tano» Simonetti, donde hizo un racconto de la situación política en Latinoamérica, con epicentro en los recientes hechos en Venezuela y posteriormente en Argentina.

«En América Latina estamos viviendo una especie de fin de ciclo político que ya tiene un tiempo. Ya empezamos a ver rasgos de un nuevo ciclo en América Latina. Lo que estamos viendo hoy como situación global es la de una gran heterogeneidad de gobiernos con perfiles políticos distintos, bastante distinto a lo que vimos en la primera década del siglo XXI, cuando surgen las distintas rebeliones populares que luego fueron reabsorbidas, más o menos mediatizadas, por gobiernos de corte antineoliberales. Hoy estamos bastante lejos de eso. Estamos viendo de alguna manera la decadencia de esas experiencias, si es que no ya directamente el fin. El caso de Venezuela es el más paradigmático».

«Cuando el chavismo se quedó sin dinero que distribuir por la baja de los precios del petróleo, el de Maduro se volvió un gobierno mucho más asfixiante en el plano político y dio un giro muy acentuado hacia el ataque a las libertades democráticas, que, por ejemplo, se expresa en persecución a militantes independientes. Entonces esto a nosotros nos tiene que llevar a toda una reflexión sobre la importancia de la construcción de organizaciones políticas independientes, la idea de la independencia política de los trabajadores con respecto a las distintas variantes capitalistas, aunque sean con discursos de izquierda, como supo tener el chavismo. Sin la construcción de estas organizaciones independientes es imposible capitalizar el malestar social que, en momentos como hoy, terminan siendo capitalizados por los sectores de derecha, que es lo que está pasando en Venezuela. Es decir, hoy en Venezuela hay una verdadera tragedia política. En Venezuela, como en el mundo, como en toda América Latina, tenemos una tarea histórica que es poner en pie el verdadero socialismo revolucionario. El verdadero socialismo de los trabajadores».

En relación a la situación política de Argentina y el nuevo período abierto con la llegada del gobierno de Milei, Simonetti consideró que «Estamos en un momento de ofensiva de la clase capitalista sobre el movimiento de masas. Pero, al mismo tiempo, de un movimiento de masas que viene de todo un proceso de organización y que no está derrotado. Esas son las determinaciones principales de la situación política en Argentina. Estamos en un proceso que está abierto. Es decir, la Argentina tiene esos dos elementos que expresan también esta situación internacional, donde tenés la ofensiva capitalista, pero también hay polarización».

En este contexto de ofensiva reaccionaria pero también de polarización, Simonetti hizo especial hincapié en el rol traidor que está jugando la burocracia sindical en la actual coyuntura: «La burocracia sindical peronista sólo quiere que veamos un lado de la película, el de los ataques del gobierno, para justificar su inacción y decir que no se puede hacer nada, que es momento de replegarse. La burocracia transmite esto para desmovilizar, para desmoralizar. Esa es la estrategia del peronismo hoy en Argentina: Dejar que el gobierno de Milei haga el trabajo sucio que le pide la burguesía para después ellos candidatearse para volver».

«Es una estrategia que nosotros combatimos, denunciamos y nos oponemos, para organizar en los lugares de trabajo y de estudio una actividad política que combata esa desmoralización con la que pretenden dejarle el campo libre a Milei para seguir atacando».

A las exposiciones de cada uno de los participantes le siguió una ronda de preguntas e intervenciones donde se trataron temas sobre el movimiento ecologista, la lucha contra el genocidio en Palestina en el continente europeo y el panorama actual de la izquierda revolucionaria en Francia.

Desde Estación Obrera celebramos haber realizado este valioso intercambio. Jornadas internacionalistas de este tipo son acciones fundamentales para enriquecer el debate y las perspectivas de las corrientes revolucionarias, tarea de suma importancia en un contexto en donde las crecientes contradicciones del capitalismo redundan en un mundo cada vez más convulsionado que abre nuevos y más grandes desafíos para los revolucionarios.

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