Israel y Hamás anunciaron este miércoles que llegaron a un acuerdo para poner un alto el fuego, luego de 15 meses de invasión, masacre y genocidio sionista en la Franja de Gaza. Se trata de un logro de todo el pueblo palestino y de la enorme solidaridad de los trabajadores y la juventud que recorrió las calles del mundo.
El acuerdo, que está previsto que inicie hoy, un día antes de la asunción de Donald Trump a la presidencia de EE.UU., prevé una primera fase de seis semanas donde se ponga un alto a las hostilidades y se realice un paulatino intercambio de prisioneros entre Israel y Hamás. En las siguientes dos fases estarían previstas el retiro de todas las fuerzas israelíes de la Franja y, posteriormente, la reconstrucción de Gaza. Pero esta perspectiva aparece aun muy lejana y poco realista por ahora, mientras Netanyahu relativiza el acuerdo y amenaza explícitamente con no respetarlo. Entre que se anunció el acuerdo y hoy, Israel continuó con los bombardeos y asesinó a otras 80 personas, dejando en claro que sus planes genocidas continúan en pie.
Sin embargo, la firma del acuerdo constituye una victoria parcial pero importantísima para el heroico pueblo palestino que luego de una de las arremetidas sionistas más mortífera de la historia del conflicto -con al menos 40.000 palestinos muertos confirmados, millones de desplazados y una crisis humanitaria sin precedentes- logra temporalmente ponerle un freno al genocidio. En la madrugada del miércoles, por primera vez luego de más de un año de sangre y sufrimiento, las calles de Gaza se llenaron de júbilo y alegría popular. La felicidad y el alivio del pueblo palestino es la de todos los pueblos del mundo que rechazan los crímenes contra la humanidad perpetrados por Israel en Palestina.
15 meses de resistencia y solidaridad internacional
Aunque los analistas de la burguesía reducen todo el análisis a la acción mancomunada de Biden y Trump que presionaron para llegar al acuerdo, la verdadera base sobre la que se apoya este alto el fuego es la heroica resistencia del pueblo palestino, en primer lugar, y la inmensa campaña de solidaridad y presión internacional para que Israel detenga sus crímenes, que en todo el mundo tuvo como protagonista a la juventud, principalmente en el corazón del propio imperialismo cómplice de Israel: Estados Unidos y las potencias europeas.
Aunque Israel nunca amainó la intensidad de la masacre hasta ahora, el repudio internacional y la magnitud y ferocidad del genocidio desenmascaró cualquier intento de excusa con la que el sionismo justificaba sus ataques. Rápidamente, los discursos acerca del «derecho a la defensa» luego de la incursión de Hamás en Israel el 7 de octubre de 2023 se revelaron como lo que realmente eran: una pobre excusa para justificar el plan de limpieza étnica en Gaza.
Con el correr de los meses, Netanyahu y su coalición, fuertemente orientada por la extrema derecha, comenzaron sin tapujos a decir y demostrar que el objetivo de la invasión en Gaza no era ningún «derecho a la defensa» sino avanzar hacia la «solución final», acelerar con la limpieza étnica y ocupar cada vez más territorios de la Franja. Incluso el ala más derechista de la coalición gobernante hablaba abiertamente de la «anexión de Gaza» mientras frente a los ojos del mundo miles de palestinos eran asesinados todos los días en Gaza, los hospitales y las escuelas destruidos, y millones de desplazados. Al mismo tiempo, otros miles de palestinos eran detenidos y mantenidos como prisioneros de manera ilegal en Israel, con acusaciones falsas de «terroristas» o incluso sin acusación alguna, desde donde salieron a la luz denuncias de torturas y condiciones de detención infrahumanas.
En este contexto, el genocidio de Israel en Gaza constituyó uno de los elementos más reaccionarios de la situación internacional. Toda la derecha y extrema derecha mundial se alineó con Netanyahu, e incluso sectores de la «centro-izquierda» y el progresismo. Estados Unidos es el caso testigo de esto, donde el proceso electoral estuvo marcado por un consenso fundamental entre ambos partidos del sistema: tanto la gestión saliente demócrata como la entrante republicana acordaron el apoyo al genocidio. Precisamente en ese país fue donde amplios sectores de la juventud manifestaron su rechazo a esta política imperialista negándole por este motivo el voto a Kamala Harris en los comicios de noviembre pasado, a pesar de rechazar también a Trump.
De todo esto se desprende la importancia de primer orden que reviste el acuerdo que hoy entra en vigor, que aunque hay que estar alertas frente a la persistente amenaza de que Israel continúe con los ataques, no deja de ser un enorme primer triunfo que hay que ratificar con más solidaridad y movilización internacional en defensa de palestina, denunciando la continuidad de los planes genocidas de Israel y sus intentos permanentes de quebrantar el alto el fuego.
El acuerdo es la confesión de un retroceso político de Israel, pero su plan genocida continúa
La firma de este acuerdo representa un primer fracaso para Israel luego de haber tomado la definición de intentar avanzar hasta el final con el genocidio y la ocupación de Palestina. Meses atrás, en mayo del año pasado, Israel ya se había negado a firmar este mismo acuerdo. El sionismo continuó de manera indiscriminada con la destrucción y la masacre, teniendo que firmar este acuerdo luego de haber repetido una y otra vez que no había razón para negociar la paz con «el terrorismo» y que no se detendría hasta lograr «la destrucción total de Hamás», que es un eufemismo para hablar de la destrucción total del pueblo palestino todo.
Frente al creciente descrédito internacional por la ferocidad de la masacre, las condenas por crímenes de guerra que pesan sobre Netanyahu en tribunales internacionales, las movilizaciones mundiales en defensa de palestina, la presión interna de parte de la población israelí y la heroica resistencia de los palestinos en Gaza, el traspaso de mando en la Casa Blanca funcionó como el catalizador final de todos estos factores que obligaron a Netanyahu a tener que sentarse a firmar el alto el fuego temporal, incluso sabiendo que eso desataría la crisis política en su gobierno, crisis que durante todo este tiempo estuvo contenida por la continuidad de la mal llamada «guerra», pero que ya mismo está estallándole en la cara a Netanyahu, con los sectores más reaccionarios de su gabinete (en áreas sensibles como Seguridad y Finanzas) amenazando durante todas las negociaciones con renunciar sino se continúa de inmediato con las operaciones militares y los bombardeos en Gaza. Finalmente, el ministro de Seguridad, el ultrareaccionario supremacista y pro-genocida Itamar Ben Gvir, renunció a su cargo denunciando que el acuerdo firmado es una concesión al «terrorismo».
Sin dudas, Israel avanzó en su plan genocida de manera descomunal durante estos últimos meses desde el plano físico, territorial y militar, pero el acuerdo significa la confesión de un retroceso desde el aspecto político, con una muy golpeada legitimidad tanto en la política interior como exterior y un derrumbamiento de la cínica e hipócrita imagen de país «democrático» que intenta vender de la mano de todo el imperialismo y las potencias occidentales.
A pesar de esto, Israel continúa con el apoyo fundamental de todo el imperialismo, más aun con un aliado incondicional como Trump en la Casa Blanca, y sus planes genocidas siguen en pie. Este primer triunfo que significa la firma del acuerdo tiene un carácter no sólo temporal y parcial sino también muy volátil, ya que las condiciones para que esta primera fase se lleve adelante (ni hablar de las otras dos, hoy muy lejanas de hacerse realidad) están todavía sometidas a la definición estratégica de Israel de avanzar con el genocidio y la ocupación en Gaza.
Más que nunca, luego de este alivio temporal y tras la manifestación de alegría del pueblo palestino por este logro, hay que continuar denunciando la continuidad de los planes criminales de Israel y seguir batallando hasta lograr no sólo el fin del genocidio sino la libertad total del pueblo palestino y el fin de la opresión sionista ¡La causa Palestina es la de todos los pueblos del mundo contra la opresión imperialista!
¡Fuera el Estado de Israel de todo el territorio Palestino!
¡Por un Estado Palestino único, laico y socialista!
Organización Socialista de los Trabajadores (OST).









