El próximo 3 de junio se cumplen 10 años de aquella histórica movilización por #NiUnaMenos que llenó las calles de todo el país y fue un momento bisagra en el movimiento feminista argentino y latinoamericano.

Del primer #NiUnaMenos a la lucha contra el gobierno de Milei

La movilización surge en 2015 luego de un incremento en la cantidad de femicidios que venían teniendo lugar en el país. La gota que rebalsó el vaso fue el femicidio de Chiara Pérez de 14 años, embarazada, que fue asesinada por su pareja y enterrada en la casa de los abuelos. La brutalidad del caso y la mediatización produjo mucha bronca, que se sumaba a varios femicidios que habían ocurrido durante los meses previos. Desde Twitter, un grupo de periodistas convocó a una concentración en Plaza Congreso con el hashtag #NiUnaMenos. La convocatoria rápidamente se viralizó teniendo repercusión a nivel nacional e internacional.

Hasta el 2015 en Argentina no existía un registro oficial de femicidios; había relevamientos llevados a cabo por diversos organismos feministas, con todas las limitaciones que esto tenía, y estimaban que en el país ocurría un femicidio cada 30 horas. El gobierno nacional de Cristina Fernández de Kirchner no destinaba un peso a políticas públicas de prevención y acompañamiento de víctimas de violencia; su justicia sistemáticamente fallaba en contra de las mujeres dejando a violentos, violadores y femicidas en la calle. Esto respondia a la estrategia de deslegitimar sistemáticamente la lucha feminista y pronunciarse en contra del aborto, bloqueando el tratamiento de la ley de IVE en el Congreso.

El 3J del 2015 marca un quiebre en la lucha feminista argentina: más de un millón de mujeres y personas LGBT en todo el país nos convocamos en las calles para decirle basta a la violencia patriarcal y exponer la opresión que sufrimos las mujeres y diversidades cotidianamente en este sistema capitalista y patriarcal que resultó en movilizaciones masivas en más de 80 ciudades. Tan grande fue esa primera movilización y su repercusión que al otro día las llamadas denunciando situaciones de violencia de género aumentó, las mujeres empezamos a contar las situaciones de abuso que vivimos día a día y nos sentimos acompañadas y con fuerza para luchar.

Ese primer #NiUnaMenos fue una bocanada de aire fresco para las miles de mujeres que sufrimos violencia, nos dio fuerza y nos mostró que no estamos solas. Puso sobre la mesa que la violencia machista no es algo individual y del ámbito privado, sino que es un problema social producto de este sistema que nos tiene como ciudadanas de segunda, obligadas a ser madres y teniendo que soportar la violencia porque “es lo que nos toca”.

Estalló una ola de bronca que se transformó en lucha y organización. Nos encontramos en las calles y ese mismo año llenamos el encuentro de mujeres de Mar del Plata transformándolo en el más masivo hasta esa fecha. Cientos de miles de adolescentes, estudiantes, trabajadoras, jubiladas, nos organizamos en las calles y le demostramos a la sociedad que la opresión patriarcal atraviesa todos los ámbitos y que hay que luchar colectivamente para terminar con la violencia patriarcal y conquistar la emancipación de las mujeres y todos los explotados y oprimidos por este sistema.

Después de ese #NiUnaMenos se multiplicaron las denuncias, se impuso la figura de femicidio, se empezó a mete rpresión a la justicia para que no libere femicidas ni violentos y se empezó a gestar la marea verde que conquistaría el aborto legal, nuestro derecho a decidir sobre nuestros cuerpos, nuestros futuros, nuestras vidas. Obligamos al gobierno a tener que reconocer que la violencia machista existe y que hay que abordarla como un problema social. Las respuestas, siempre escasas, que tuvieron los gobiernos desde ese momento se las arrancamos las mujeres en las calles, organizándonos de manera independiente y con nuestros métodos históricos.

El movimiento de mujeres, al irrumpir con su propia fuerza, sus métodos de lucha y organización se convierte en una referencia en Argentina y el mundo, siendo el movimiento más dinámico y progresivo de la última década. La consigna #NiUnaMenos fue retomada por movimientos feministas a lo largo de toda Latinoamérica y Europa y hermanándose con el #MeToo estadounidense.

El 3J impregnó cada lugar donde se concentraba la vanguardia motivando a los estudiantes y a los trabajadores a imitar su ejemplo. Una demostración clara de esto fue el caso del juez Piombo, ahora ex docente de la UNLP, el cual, en un fallo aberrante, le baja la condena a un abusador argumentando que la víctima era homosexual y “lo habría disfrutado”. Frente a esto, los estudiantes tomamos la facultad de derecho en forma de repudio logrando que lo echen. 

El movimiento feminista en Argentina impuso un nuevo sentido común: ser feminista estaba bien y la violencia misógina y machista no podía tener lugar en nuestra sociedad. Así es como también a fuerza de marchas, asambleas y organización, impusimos en la conciencia de miles que el aborto tenía que ser legal, entendiendo que esto implicaba tener la potestad de decidir sobre nuestros cuerpos. Eso es lo que hoy quiere borrar Milei, que se declara enemigo de las mujeres y diversidades; quiere que volvamos a ser amas de casa y madres y no protestemos cuando nos faltan derechos, que no levantemos la voz cuando nos pegan o nos matan. Que nos dediquemos exclusivamente al rol que nos impone el capitalismo: reproducir mano de obra gratuitamente. La negación de nuestros derechos y la violencia que sufrimos cotidianamente parten del mismo lugar: la opresión hacia las mujeres.

Por eso ahora habla cínicamente del problema demográfico y la baja natalidad, atacando el derecho al aborto, aunque todavía de manera discursiva porque el ultimo 1F las mujeres y el colectivo LGBT le marcamos la cancha y le pusimos un freno a su discurso ultra facho y sus amenazas cuando fuimos un millón movilizando a Plaza de Mayo contra sus dichos en Davos1. Necesita derrotar al movimiento de mujeres para imponer su plan ultra reaccionario y avanzar en mayores niveles de explotación hacia la clase obrera. Cualquier movimiento en las calles que cuestione estas condiciones de explotación y opresión es un peligro para la extrema derecha a nivel mundial, por eso todos los líderes de ultra derecha lo atacan y responsabilizan por la crisis económica.¡No se lo vamos a permitir!

Cuando las mujeres, lesbianas, bisexuales, travestis, trans y no binaries nos organizamos desde abajo, ponemos en pie movilizaciones y acciones de lucha y salimos a las calles, conquistamos derechos y hacemos retroceder a este gobierno y la extrema derecha. Así pusimos nuestros problemas sobre la mesa en 2015, imponiéndole a las instituciones del Estado y a los partidos políticos burgueses que tengan que tomar la agenda de género o quedar marginados de la vida política; en el medio de un año electoral, donde se elegía presidente, todo el arco político tuvo que salir a posicionarse a favor del #NiUnaMenos. Este es el poder de este movimiento y tiene que ponerlo al servicio de luchar en las calles  de manera independiente contra el plan de este gobierno y tomar como propias las distintas luchas que surgen desde abajo.

¿Cómo luchamos contra el plan de Milei?

Frente a la cuestión sobre cómo enfrentar a este gobierno y luchar por nuestros derechos y reivindicaciones hay un debate profundo con el peronismo, que es quien hoy dirige la mayoría de los sindicatos, centros de estudiantes y organizaciones feministas de referencia en todo el país.  Entre los trabajadores, los estudiantes, los jubilados y las mujeres hay cada vez más bronca con este gobierno. Se viene procesando una experiencia cada vez más profunda; Milei no vino a barrer con ninguna casta sino a quitar derechos históricos conquistados por la clase obrera y a barrer con cualquier señal de organización por abajo. Por esto mismo, la semana después de haber ganado las elecciones en CABA salió con un DNU anti obrero prohibiendo el derecho a huelga a decenas de sectores. Un ataque en regla contra el derecho a la protesta.

El peronismo, con todos sus matices, en lugar de ponerse a la cabeza de dirigir las respuestas contra los ataques de este gobierno con un plan de lucha serio, se dedica a frenar y desorganizarla. La CGT dice que no hay clima de paro general en la misma semana donde estallaron conflictos obreros por todos lados, como el paro de la UTA, el de la UOM Río Grande, el paro de la docencia bonaerense y los laburantes del Garrahan, entre muchos otros que han ido apareciendo durante estos últimos días. Hay más clima de paro general que nunca, pero lo que pareciera no querer la CGT es que los trabajadores confluyamos en una misma acción de lucha que puede poner en entredicho la continuidad del plan económico de Milei, quien fue rescatado por el FMI hace algunas semanas.

En la misma sintonía, se encuentran todas las conducciones gremiales: no nos convocan a debatir en asambleas para organizarnos frente a los ataques de este gobierno, no llaman a paros serios ante los ataques puntuales, no quieren organizar movilizaciones para torcerle el brazo a Milei. No tienen, ni quieren tener, un plan de lucha debatido desde las bases para enfrentar a este gobierno, lo cual empieza a generar cada vez más bronca entre los laburantes contra las conducciones burocráticas de los gremios.

De fondo el problema que tiene el peronismo es que no puede ofrecer una alternativa real de gobierno, y le teme, como a la peste, al desborde por abajo de los trabajadores. La burguesía quiere llevar a la clase obrera a relaciones de explotación de hace un siglo y medio para salir de la crisis en la que se encuentra la economía desde el 2008. Frente a eso, no hay un plan alternativo de gobierno dentro de los límites capitalistas porque hoy el mundo no permite el capitalismo de rostro humano y el progresismo, esa experiencia se agotó.

La única estrategia que hoy ensaya el peronismo es encausar toda la bronca contra el gobierno en las urnas; la misma que llevó a la marea verde a votar a Alberto Fernandez, pero en un contexto social donde la gente no está yendo a votar porque ninguna de las alternativas electorales convencen realmente al no ofrecer una respuesta frente a la crisis (el dato de las últimas elecciones en CABA y las provincias es que casi el 50% del padrón electoral no concurrió a votar). Esta estrategia lleva a la derrota porque se le abre camino a la extrema derecha para que siga atacando. Si no se enfrenta a Milei en las calles, se le hace el juego. De fondo están jugados a garantizar la gobernabilidad y defender las instituciones que fueron cuestionadas por el argentinazo por ser las responsables de las políticas neoliberales de ajustes, despidos y represión del menemismo. Se puede cuestionar todo, menos la propiedad privada y el Estado capitalista y patriarcal. 

Sin embargo, hay una alternativa al mundo de guerras y crisis que nos plantean, y es luchar desde abajo y con nuestras organizaciones y métodos históricos para cambiar este sistema de raíz. Profundizar la experiencia del #NiUnaMenos y la marea verde por la emancipación de las mujeres y el colectivo LGBT junto a los trabajadores para terminar con la explotación y la opresión de este sistema, es la única garantía de que nuestros derechos no sean atacados y podamos conquistar todos los que nos faltan.

Por eso estos próximos 3 y 4 de Junio movilizá con la OST y CES La Revuelta para poner en pie un #NiUnaMenos masivo y de lucha contra el plan reaccionario de Milei y contra la extrema derecha a nivel mundial.

¡En las calles conquistamos nuestros derechos, en las calles los defendemos!

Llenemos las calles de todo el país y copemos el Congreso junto a los jubilados, los trabajadores del Garrahan y todos los sectores que luchan contra Milei y la extrema derecha para pegar con un solo puño.


  1. https://ostsocialista.com/2025/01/26/trump-musk-y-milei-atacan-a-las-mujeres-y-diversidades-a-los-discursos-de-odio-machistas-y-misoginos-no-volvemos-nunca-mas/ ↩︎

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