El desafío de la izquierda ante la crisis de representación política
Días atrás la Cámara Electoral de la Provincia de Buenos Aires oficializó el reconocimiento municipal en la Ciudad de La Plata y en Ensenada de nuestra nueva organización, la OST (Organización Socialista de los Trabajadores), lo que nos da la posibilidad de participar en las próximas elecciones provinciales del 7 de septiembre. Se trata de una conquista enorme de toda la militancia y nuestros simpatizantes que estuvieron varios meses sumando adhesiones y apoyos en las facultades, lugares de trabajos y con mesas en calles.
Un gran esfuerzo militante basado en la convicción de que es necesaria la construcción de una nueva alternativa política socialista de las y los trabajadores y que la izquierda logre transformarse en una potente voz que se fusione con el descontento hacia los partidos tradicionales que vienen traicionando las ilusiones una y otra vez.
Desde la OST somos una joven organización formada por toda una camada de militantes que se sumó a la lucha a partir del Argentinazo y durante todos estos años buscamos construir una nuevo partido bajo un planteo político claro: que sólo pueden resolverse los graves problemas sociales, como la pobreza, la desigualdad social, la falta de vivienda, la violencia de género, la bancarrota de la salud y la educación pública, la destrucción del medioambiente, si son las y los trabajadores los que gobiernan la sociedad realizando una transformación socialista y revolucionaria al servicio de las grandes mayorías sociales. Que la solución no va a venir de los mismos partidos tradicionales que gobernaron sosteniendo el capitalismo, como el peronismo, el radicalismo y el macrismo. Y mucho menos del mileísmo, un gobierno de guerra de clase contra los trabajadores que viene en estos días de atacar las libertades democráticas proscribiendo a CFK. Pero a pesar de las grandes diferencias que tienen entre sí todos estos gobiernos y partidos, son distintas expresiones de un sistema capitalista en decadencia que sólo está trayendo padecimiento para el conjunto de los trabajadores y el pueblo, tanto en Argentina como en el resto del mundo con la escalada de guerras y genocidios como en Gaza.
La seguidilla de gobiernos que los últimos años han estado en el poder fueron generando expectativas de mejora social, pero luego traicionaron esas promesas, profundizando los ya graves dramas sociales que atraviesan las grandes mayorías. Una traición tras otra que produjo que millones de trabajadores y jóvenes buscaran en Milei a alguien “nuevo” que venga a solucionar sus problemas. Si bien aún siembra expectativas sobre una porción de la sociedad, en las fábricas y distintos lugares de trabajo, en los barrios, en las escuelas, crecen las críticas y el malestar contra las políticas reaccionarias, antiobreras y de brutal ajuste. Aunque algunos dicen que “hay que darle tiempo”, la conversación de que “aunque la inflación no crece tanto, los salarios están destruidos y no crecen” es la moneda de cambio habitual. Por eso es que en las últimas semanas crecieron todo tipo de luchas de trabajadores y distintos sectores afectados, como la emblemática lucha del Hospital Garrahan, contra el ajuste en discapacidad, el parazo obrero en Tierra del Fuego, el paro del 20 de mayo de la docencia de la Provincia de Buenos, la masiva movilización de más de 1.000 obreros del Astillero Río Santiago, la marcha de los residentes de hospitales, etc. Procesos de lucha de la actual coyuntura al que se le suman las expresiones de movilización como fueron las marchas en defensa de la diversidad de género, por las universidades, los paros generales y movilizaciones del 2024.
Sin embargo, pese al aumento de estas luchas que resisten las políticas del gobierno, las centrales sindicales como la CGT y CTA se dedican a espaciar en el tiempo las medidas de fuerza de modo que no tengan la potencia necesaria para derrotar los planes de ajuste. Se trata de direcciones sindicales, ligadas al peronismo, que no tiene hoy en día un programa alternativo al capitalismo predatorio y destructivo de Milei. ¿O caso el peronismo va a romper con el FMI y poner toda esa plata para desarrollar el país? ¿O va a entrar en un proceso de no pago de la deuda externa estafadora? ¿Por qué harían algo así si cuando fueron gobierno no lo hicieron? De hecho, en gran medida fue por no haber modificado la “herencia macrista” y dejado toda la situación social como estaba que hoy en día gobierna Milei. De ahí que exista toda una porción de la militancia y la base del peronismo totalmente desahuciada con su dirigencia política que vio como no hizo nada para cambiar las cosas durante el gobierno de Alberto Fernández y ahora como hace poco y nada para organizar la lucha contra el gobierno de Milei.
Bajo este cuadro de situación es que vemos que se está gestando una enorme crisis de representación política, que está teniendo expresión en el creciente ausentismo en las elecciones provinciales, configurando una caída histórica de la participación. En CABA se pasó de un 77% como promedio histórico a un 53% en mayo. Con cifras similares en Santa Fe del 55,6%, en Chaco del 52%, y un poco superiores en Jujuy con 64%, Salta con 62% y San Luis con 60%. Son miles y miles que ya no encuentran cabida en los viejos partidos capitalistas pero que también ven que Milei no solucionó sus problemas, como se expresó en la caída de participación en la zona sur de CABA, donde la elección pasada había ganado la Libertad Avanza.
Abrir las listas de la izquierda a los luchadores y el activismo
Esta situación de crisis de representación nos presenta a la izquierda enormes desafíos: si pretendemos ser una alternativa política necesitamos tomar nota seriamente de esta realidad que va en aumento y ofrecer un canal de participación y expresión a la altura de las circunstancias.
Actualmente y desde hace más de diez años existe en Argentina el Frente de Izquierda (FIT-U), como frente de una parte mayoritaria de la izquierda que, si bien se ha limitado a ser un frente reducido a lo electoral, ha mantenido la independencia de clase frente a los distintos partidos capitalistas y reformistas. Sin embargo, aún sacando votos y logrando obtener algunas disputadas y diputados, no ha logrado superar ser un mero “frente electoral”, lo que le ha impedido ser un polo organizador de miles de activistas y luchadores que protagonizan las distintas luchas actuales.
Algunos de sus integrantes, como el PTS afirman que la crisis de representación se saldaría poniendo un candidato “mejor” en lugar de otro y que en CABA al FIT no le fue bien porque no estuvo Bregman como candidata, lo que es un análisis cuando menos muy simplista, que pierde de vista que los problemas sociales y políticos no se resuelven con “figuras políticas” sino con fuerzas colectivas.
En las recientes contiendas provinciales, la izquierda, aún sin derrumbar sus guarismos electorales, no está haciendo elecciones de importancia y eso se debe a múltiples factores. En primer lugar, a que importantes franjas de la población siguen estando a la derecha y persiste cierta desilusión y apatía que se expresan en la abstención electoral. Además, para que la elección exprese un giro a la izquierda categórico tiene que haber un sostenido ascenso de las luchas sociales, que, si bien hoy hay un rico proceso de resistencia, aún no llega a configurar un ascenso de conjunto que marque un pulso claramente disruptivo. Sin embargo, en esas luchas hay miles y miles de luchadores a lo que la izquierda tiene que poder ofrecerle un canal de participación político y también electoral. Algo que el FIT no se ha dedicado a hacer por tener una concepción puramente electoral del frente.
La lógica que predomina en el FIT es que los trabajadores, estudiantes y mujeres luchen y después simplemente voten a la izquierda. Escinden la intervención sindical de los trabajadores de la participación política, cuando lo que corresponde hacer como izquierda es plantear que la salida a este sistema es a través de la participación política activa y organizada de la clase trabajadora y no simplemente “votar a la izquierda” como suelen reducirse las campañas del FIT.
Por Asambleas abiertas para fortalecer la organización
Por eso desde la OST creemos que, de cara a las próximas elecciones, la izquierda tiene que poder abrir espacios de participación e incluso sus listas electorales para que los activistas que están siendo protagonistas de muy ricos procesos de organización y lucha sean ellos mismos los que se presenten como candidatos junto a la militancia de la izquierda que siempre está presente e impulsa esas luchas. Que sientan esos frentes como propios. Experiencias similares se dan muchas veces en frentes sindicales en lugares de trabajo, en las universidades, donde se agrupan en las listas el activismo antiburocrático (que en general no es trotskista) junto a la militancia de izquierda. Eso permitiría realmente potenciar la presencia de la izquierda entre la clase trabajadora, disputándole la representación política tanto al peronismo como a la extrema derecha. Una propuesta similar han realizado los compañeros del Partido Obrero planteando la necesidad de Plenarios zonales. Sin embargo se limitan a ser espacios donde “lanzar candidaturas” que ya estén acordadas previamente por los propios partidos, lo que sería una reiteración del método político de siempre del FIT.
No vemos que la crisis de representación se vaya a saldar “por izquierda” por medio de las elecciones, es decir, por arriba y por fuera de los procesos de organización. Pero la contienda electoral puede ser un momento para romper con el rutinarismo de que el Frente de Izquierda arme listas a puerta cerrada entre los distintos partidos y luego convoque a los votantes a fiscalizar y votar sus candidatos. Sería una oportunidad desaprovechada en medio de esta enorme crisis de representación.
Para contribuir a “achicar” la distancia entre los procesos de organización y lucha de los trabajadores y la necesidad de construir una nueva alternativa política socialista, la izquierda puede poner en pie instancias de deliberación y participación que hagan carne la idea de que son los propios trabajadores los que tienen que gobernar. Con esta orientación desde la OST, que acabamos de obtener nuestra legalidad municipal en La Plata y Ensenada, buscamos presentar listas en las próximas elecciones, de modo que sean una herramienta para potenciar una nueva alternativa socialista y de las y los trabajadores.









