Los femicidios de Brenda, Lara y Morena conmocionaron al país y el movimiento de mujeres salió nuevamente a las calles a exigir justicia. La crueldad y saña con la que se las mató despertó una justa bronca que rápidamente se transformó en organización y lucha en las calles. A las pocas horas, el movimiento feminista se convocó en diversos puntos del país con marchas, asambleas y concentraciones para exigir justicia por las pibas. Fue importantísimo haber salido con tanta rapidez para volver a encontrarnos en las calles y convocar a una nueva medida de lucha nacional este sábado 27 de septiembre, retomando nuestros métodos de lucha históricos que nos llevaron a las conquistas de los últimos años.
Bajo el gobierno de Milei se recrudece la opresión y aumentan los femicidios
Apenas sucedidos los hechos, la ministra de seguridad Patricia Bullrich salió a decir que no hay que meter la cuestión de género en el caso, que es solo un ajuste de cuentas entre narcos, y le paso la pelota al gobierno de la provincia por el mal manejo en seguridad. No es inocente que la ministra de un gobierno que viene a derrotar al movimiento feminista declare de esta manera. El objetivo de Milei y su gobierno es que la sociedad vuelva a quedar sometida a relaciones de mayor opresión, disciplinar a los sectores explotados y oprimidos para poder aplicar el ajuste. Por eso ataca al feminismo y sus organizaciones.
Las cifras de femicidios vienen en aumento, el gobierno libertario corto todo tipo de ayuda mínima que existía previamente para abordar la violencia de género, que ya era insuficiente. Desmanteló la línea 144 y cerró el Ministerio de mujeres y diversidades con el escandaloso argumento de que la violencia machista y patriarcal no existen. Quiso ir por más y sacar la caratula de femicidio del código penal, pero las mujeres y diversidades le pusimos un freno en la inmensa movilización del 1F.
Sumado a esto, el aumento de la pobreza producto del brutal ajuste en salarios y puestos de trabajo del plan económico de Milei recrudecen la situación de opresión de las mujeres. Somos las que primero sufrimos los despidos, a las que les pagan menos por igual trabajo, las que tenemos que cuidar a nuestros/as hijos/as, nietos/as, etc. Estamos más expuestas a la violencia que se expresa en la sociedad subproducto de la violencia que genera un gobierno reaccionario con políticas de ajuste.
Como corolario de esta situación, Milei no para de repetir por todos lados que somos las responsables de la crisis actual y reproduce cuanto argumento de ultra derecha existe contra las mujeres y diversidades, habilitando discursos de odio que luego se traducen en hechos como el triple lesbicidio de barracas, los más de 100 ataques contra personas del colectivo LGBT que llevamos en 2025 o los femicidios que aumentaron a 1 cada 27 horas.
No se trata solamente de negar el patriarcado o desconocer la violencia de género, es un plan global reaccionario que quiere que los explotados y oprimidos por el capitalismo no podamos pensar en otro tipo de sociedad más allá de la que nos ofrece este sistema todos los días. Nada es más peligroso para el plan del gobierno que un sector social que se organiza desde abajo y pone en pie movilizaciones históricas para conquistar derechos tan trascendentales como el de decidir sobre nuestros cuerpos. Estar organizadas en las calles, en las escuelas, en los lugares de trabajo, en las universidades, si discutimos y ponemos en común que nuestras condiciones de vida tienen el mismo responsable; limitan que la burguesía y sus representantes políticos pueden explotarnos más y más. Ese es el peligro que representa el feminismo en los últimos años, y que su ejemplo empieza a ser retomado por la juventud y la clase obrera en todo el mundo.
“No nos pasamos 3 pueblos”: un debate con las peronistas feministas
En primer lugar, denunciamos que el gobierno de la provincia de Axel Kicillof tiene responsabilidad por lo sucedido. Tardaron más de 48h en empezar la búsqueda, no aplicaron el protocolo “Alerta Sofía” y la policía bonaerense reprimió a los familiares y vecinos cuando se movilizaron exigiendo que les tomen la denuncia.
Por otro lado, en la provincia de Buenos Aires el gobernador deja pasar el ajuste del gobierno nacional manteniendo los salarios por debajo de la inflación, con paritarias estatales y docentes paupérrimas y sin destinar presupuesto real para las víctimas de violencia de genero. Ni habar de crear puestos de trabajo para que las mujeres podamos salir de las situaciones de violencia que vivimos a diario, al revés, en la provincia se dejan pasar los despidos y las suspensiones de la patronal. En la provincia más rica del país los trabajadores tenemos salarios de miseria porque el peronismo, hoy embanderado en Kicillof, no tiene un plan alternativo de gobierno que contraponerle a Milei.
Por su parte, la CGT y las CTA se dedican a contener y desorganizar cualquier tipo de respuesta por abajo que pueda surgir de los trabajadores, estudiantes y mujeres. No quieren luchar para tirar abajo el plan reaccionario del gobierno nacional y están todos encolumnados en el movimiento del gobernador bonaerense esperando a 2027. Llaman a acciones para descomprimir la bronca pero que no se desborde o quiera ir un poco más allá, la gobernabilidad no se cuestiona. El propio Barrionuevo dijo en una entrevista que tienen muy en claro que si salen a la calle el gobierno no dura, por eso no van a mover un pelo. En el mismo sentido actúan las organizaciones feministas que se referencian en el peronismo, que salen a la calle cuando la situación desborda pero no buscan impulsar organización independiente del feminismo en los lugares de trabajo y estudio.
El movimiento feminista en Argentina nace de manera independiente y cuando se masifica en 2018 obliga al peronismo a reivindicarse feminista (recordemos que Cristina Kirchner sostuvo hasta ese año que no era feminista, que era peronista, y que estaba en contra del derecho al aborto). A partir de allí toda su intervención se baso en dos estrategias: por un lado, abordar la cuestión de género como algo cultural, responsabilizando a los hombres en general en vez de al sistema capitalista y patriarcal; y por el otro, buscar integrar al feminismo al Estado capitalista y sacarlo de la calle. Luego, frente al avance de la derecha, se reacomodan, nuevamente, de manera oportunista diciendo que el feminismo se pasó tres pueblos.
Las pibas que salieron a las calles el miércoles salieron a repudiar la famosa frase de Julia Mengolini: “nos pasamos tres pueblos” diciendo que esto no fue así y que incluso faltó más. Situación que hizo que hasta la propia conductora saliera a declarar que se equivocó con esa frase. El debate alrededor de esa frase es necesario aclararlo porque si bien es progresivo que se cuestione al peronismo por estos dichos y porque muestra que el movimiento feminista está presente y quiere volver a las calles, hay que evitar culpabilizar individualmente a los “hombres”, cuando la cuestión es mucho más profunda.
El problema de fondo es el carácter del Estado, cuando decimos que es un Estado capitalista y patriarcal es porque reproduce y sostiene esta organización política de la sociedad basada en la explotación de los trabajadores y la opresión de las mujeres y diversidades. La burguesía necesita que las mujeres realicemos las tareas de reproducción de la vida completamente gratis. Así todos los días los trabajadores van a la fábrica comidos, limpios y descansados sin que ellos tengan que poner un peso de más en garantizar esas condiciones, lo hacen las mujeres en sus casas. A través de la institución familiar el patriarcado nos educa para reproducir esta sociedad basada en la opresión y la explotación. Mientras continúe este sistema familiar que esta fuertemente cuestionado, pero que se sostiene porque la reproducción de la vida social sigue siendo privada, dependiendo de el trabajo gratuito de las mujeres en las casas, va a continuar la situación de vulneración y desigualdad al que estamos sometidas. La demanda permanente de mano de obra para la reproducción del capital somete a las mujeres a la maternidad y discrimina a las diversidades por cuestionar ese rol. Y toda esta situaciones de sometimiento conllevan al aumento de la explotación sexual porque las mujeres y las diversidades somos mercancías al servicio del capital.
El capitalismo y el patriarcado son los pilares de las desigualdades sociales que vivimos todos los días, y es el Estado el que garantiza esas desigualdades. No puede existir estrategia feminista dentro de los marcos del capitalismo, cuando el peronismo dice que nos pasamos 3 pueblos le esta diciendo al movimiento de mujeres que el capitalismo no se cuestiona, que la familia patriarcal no se toca. Eso es porque el peronismo es el partido del orden burgués, toda su intervención política esta dirigida a sostener este sistema. Cuando el movimiento de mujeres irrumpió se “hicieron” feministas para cooptar al movimiento e institucionalizarlo, ordenándolo dentro de los limites de ese mismo Estado capitalista.
No existe tal “camaradería peneana” como dijo Malena Pichot, no es que a los hombres no les atraviesa el cuerpo la violencia de género como se exculpo Rosemblant. El problema es que son referentes peronistas y hablan como tales.
La prostitución no es trabajo, es explotación sexual
Desde la OST nos reivindicamos abolicionistas, como socialistas feministas queremos terminar con cualquier forma de opresión y explotación de este sistema capitalista y patriarcal. La prostitución es el nivel más barbárico de violencia de género, nos deshumaniza y vuelve nuestros cuerpos simples mercancías descartables.
En situaciones de crisis económica, las mujeres y travas somos más vulnerables a caer en las redes de prostitución, ya que implica una entrada de dinero rápida. Si tus opciones son morirte de hambre o caer en la prostitución, no creemos que haya libre elección posible, como nos quiere vender el feminismo regulacionista.
Las redes de trata y explotación sexual y el narcotráfico están íntimamente ligados, en la mayoría de los casos son las mismas pibas en situación de prostitución quienes son utilizadas como mulas o dealers para vender droga. Al contrario de lo que dicen Georgina Orellano -referente de AMMAR CTA y promotora del regulacionismo- que: “las putas eligen el narcomenudeo porque ya no les alcanza con prostituirse porque no tienen derechos como “trabajadoras sexuales”. Las compañeras en situación de prostitución son obligadas al narcomenudeo porque si no las matan, les pegan, las corren de la esquina donde estas, le amenazan a sus familias y un larguísimo etcétera.
Es el Estado, con sus funcionarios, jueces, policías, los responsables de las redes de trata y explotación sexual y el narcotráfico. En primer lugar, porque no desmantelan las redes de trata y no persiguen a los grandes narcotraficantes. También es sabida la complicidad de la policía y los jueces en estos delitos. Por otra parte, es el mismo Estado el que se encarga de mantener a las mujeres y travas en ese lugar de explotación sexual no generando trabajo genuino y no teniendo políticas públicas de ayuda real.
Por todas estas razones, el movimiento feminista no puede integrarse al mismo estado que sostiene y promueve las redes de trata y explotación sexual. Es la condición de clase del Estado capitalista la que sostiene y reproduce todas las formas de violencia hacia las mujeres, trabajadores, la juventud, los discapacitados, los jubilados, etc. El movimiento feminista tiene que retomar sus métodos de lucha históricos, aliarse a los sectores que son sus hermanos de clase, como el movimiento obrero y el movimiento estudiantil, y luchar codo a codo desde abajo y de forma independiente por una alternativa anticapitalista, antipatriarcal y por una sociedad socialista.









